El tener la capacidad de sentir (bueno o malo) te hace afortunado, porque quiere decir que estás vivo y que puedes disfrutar, cambiar o mejorar lo que sientes y lo que te lo hizo sentir...
Permitele a tu corazón experimentar todo tiepo de sentimientos, los buenos nos dan la fuerza, energía y entusiasmo para seguir adelante y los malos nos hacen crecer como persona.
Los buenos sentimientos:
Te hacen llegar contento al trabajo, hablarle bonito a todos, dedicarle más tiempo y empeño a lo que haces... hasta comes con gusto. (A veces nos olvidamos que estamos en una tombola y queremos que todo sea bueno, que no merecemos que nos pase nada malo ni que nadie nos haga sentir mal).
Los malos sentimientos:
No quieres hablar con nadie, te aislas, no quieres ir al trabajo, pierdes el apetito. (Dios está viendo lo que hacemos y nos está diciendo: "Día tras día te doy mil razones para que te sientas bien y sonrias, sin embargo cuando te dejo solo un minuto para ofrecerle apoyo a otro de mis hijos, te quejas, me criticas y le haces infeliz el día a todo el que te rodea".
Tenemos tantas cosas por las que nos podemos sentir bien y hacer sentir bien a otros y tan pocas para hacernos daño a nosotros mismos y nuestros seres queridos... Piensalo, porque estoy segura que te estás perdiendo de muchos buenos sentimientos...